jueves, 12 de agosto de 2010
Muerte de un Procer
La Nefritis
Enfermedad que afectaba a Roca
Descripcion Ley Avellaneda
1-La Universidad se compondrá de un rector, elegido por la Asamblea Universitaria, el cual durará cuatro años, pudiendo ser reelecto; de un Consejo Superior y de las Facultades que actualmente funcionan, o que fuesen creadas por leyes posteriores. La Asamblea Universitaria es formada por los miembros de todas las Facultades.
2-El Rector es el representante de la Universidad; preside las sesiones de las Asambleas y del Consejo; y ejecuta sus resoluciones. Corresponde asimismo al Rector el puesto de honor en todos aquellos actos de solemnidad que las Facultades celebren.
3-El Consejo Superior se compone del Rector, de los decanos de las Facultades y de dos delegados que éstas nombren. Resuelve en la última instancia las cuestiones contenciosas que hayan fallado las facultades, fija los derechos universitarios con la aprobación del Ministerio de Instrucción Pública, y dicta los reglamentos que sean convenientes y necesarios para el régimen común de los estudios y disciplina general de los establecimientos universitarios.
4-Cada Facultad ejercerá la jurisdicción política y disciplinaria dentro de sus institutos respectivos, proyectará los planes de estudios y dará los certificados de exámenes en virtud de los cuales la Universidad expedirá exclusivamente los diplomas de sus respectivas profesiones científicas, aprobará o reformará los programas de estudios presentados por los profesores, dispondrá de los fondos universitarios que le hayan sido designados para sus gastos, rindiendo una cuenta anual al Consejo Superior, y fijará las condiciones de admisibilidad para los estudiantes que ingresen en sus aulas.
5-En la composición de las Facultades entrará por lo menos una tercera parte de los profesores que dirigen sus aulas correspondiendo a la facultad respectiva el nombramiento de todos los miembros titulares. Todas las Facultades tendrán un número igual de miembros que no podrá exceder de quince.
6-Las cátedras vacantes serán llenadas en la forma siguiente: la Facultad respectiva votará una terna de candidatos que será pasada al Consejo Superior, y si este la aprobase será elevada al Poder Ejecutivo quien designara de ella el profesor que deba ocupar la cátedra.
7-Los derechos universitarios que se perciban, constituirán el "fondo universitario", con excepción de la parte que el Consejo Superior asigne, con la aprobación del Ministerio para sus gastos y para los de las Facultades. Anualmente se dará cuenta al Congreso de la existencia e inversión de los fondos.
Art. 2º. Los Estatutos dictados por los Consejos Superiores con arreglo a las bases anteriores serán sometidos a la aprobación del Poder Ejecutivo.
Art. 3º. La designación de los profesores se hará por el Poder Ejecutivo, a propuesta de las Facultades respectivas.
Art. 4º. Comuníquese, etcétera.
Nicolas Avellaneda - Ley Avellaneda
Esta primera Ley Universitaria fijó las bases a las que debían ajustarse los estatutos de las universidades nacionales; se refería fundamentalmente a la organización de su régimen administrativo, y dejaba los otros aspectos liberados a su propio accionar.
En 1886 se modificaron los estatutos de la Universidad para adaptarlo a las prescripciones de la Ley Avellaneda.
A comienzos del siglo XX, la Universidad extendía múltiples influencias, pero fue a partir de 1918 cuando su carácter rector adquirió una fuerza inusitada. En estrecha vinculación con los acontecimientos que vivía el país y el mundo, en junio de 1918 la juventud universitaria de Córdoba inició un movimiento al que rápidamente adhirieron voces de todo el continente en lucha por una genuina democratización de la enseñanza. El movimiento se llamó Reforma Universitaria
Senador de Tucumàn
Abandono de la ciudad
Final de su mandato
Resultados Conquista del Desierto
jueves, 3 de junio de 2010
Avellaneda y los barcos frigorificos
jueves, 27 de mayo de 2010
Avellaneda Presidente
jueves, 13 de mayo de 2010
Campaña Bonaerense
La campaña bonaerense: el imperio del miedo
Como ya hemos dicho, la expedición al
Después de la batalla de Caseros (1852) en la etapa de organización nacional, la coalición indígena de Calfucurá -ya erigido en "soberano indiscutido del desierto"- amenazó continuamente la frontera, y los malones arrasaron las poblaciones de la campaña bonaerense. A su vez, las tribus consideradas "amigas" por
Los ataques de los indios se habían visto agravados a raíz de los conflictos internos y exteriores que debió afrontar la Nación. Las luchas intestinas -de partido- y la guerra contra el Paraguay desestabilizaron la frontera, ya que los hombres destinados a su salvaguarda estaban comprometidos en otras contiendas. Con la solución de estos conflictos, creció la necesidad de terminar con la furia del salvaje y se planificaron, entonces, diferentes sistemas para su contención.
En 1873 murió Calfucurá en su aduar de Salinas Grandes. Al año siguiente fue asesinado el cacique Cipriano Catriel, aliado del gobierno y pertinaz enemigo de la barbarie tribal. Su hermano Juan José, cuya ferocidad era manifiesta, se alzó con la jefatura de la horda y violó los tratados ajustados con las utoridades. Namuncurá (Pie de Piedra), hijo y heredero de Calfucurá -tan cruel como su padre- rechizo la confederación pampeana y atrajo en alianza a Juan José y a otros caciques (Renque-Curá, Rumay, Pincén); con ellos, y con 2000 araucanos llegados de
jueves, 6 de mayo de 2010
Federalizacion de Bs. As.
Los econos políticos llegaron a un punto crítico cuando nuevamente se agitó el problema de la capitalizacion de Buenos Aires, sostenida por el presidente y tenazmente combatida por la instransigencia porteñista.
En un discurso pronunciado por el gobernador Tejedor hizo alusión a los deberes de las autoridades provinciales "para con su huésped, el presidente de la República".
Esta calificación enconó más los ánimos: los porteños, basados en su poderío económico y en la hegemonía que ejercía sobre el resto del país, no estaban dispuestos a perder su cuidad y se negaban firmemente a la federalización. Avellaneda, por su parte, estba dispuesto a hacer valer la soberanía de su poder en todo el territorio nacional y haciendo alusión a Buenos Aires expresó que "nada hay en la Nación superior a la Nación misma".
El gobierno bonaerense comenzó a realizar movilizaciones militares, que provocaron diarias agitaciones y culminaron con el adiestramientode los ciudadanos en el manejo de las armas. Frente a tal actitud, el gobierno nacional consiguió sancionar una ley que prohibía a las provincias la movilización de sus milicias. Buenos Aires, sin tomar en cuenta las estipulaciones de la ley recientemente sancionada, siguió con sus aprestos bélicos y cuando el gobierno nacional intentó requisar un barco cargado de armas destinado a la provincia, Tejedor enció al coronel Arias quien impidió la maniobra de las fuerzas nacionales.
Federalizacion de Bs. As.
Los econos políticos llegaron a un punto crítico cuando nuevamente se agitó el problema de la capitalizacion de Buenos Aires, sostenida por el presidente y tenazmente combatida por la instransigencia porteñista.
En un discurso pronunciado por el gobernador Tejedor hizo alusión a los deberes de las autoridades provinciales "para con su huésped, el presidente de la República".
Esta calificación enconó más los ánimos: los porteños, basados en su poderío económico y en la hegemonía que ejercía sobre el resto del país, no estaban dispuestos a perder su cuidad y se negaban firmemente a la federalización. Avellaneda, por su parte, estba dispuesto a hacer valer la soberanía de su poder en todo el territorio nacional y haciendo alusión a Buenos Aires expresó que "nada hay en la Nación superior a la Nación misma".
El gobierno bonaerense comenzó a realizar movilizaciones militares, que provocaron diarias agitaciones y culminaron con el adiestramientode los ciudadanos en el manejo de las armas. Frente a tal actitud, el gobierno nacional consiguió sancionar una ley que prohibía a las provincias la movilización de sus milicias. Buenos Aires, sin tomar en cuenta las estipulaciones de la ley recientemente sancionada, siguió con sus aprestos bélicos y cuando el gobierno nacional intentó requisar un barco cargado de armas destinado a la provincia, Tejedor enció al coronel Arias quien impidió la maniobra de las fuerzas nacionales.
jueves, 29 de abril de 2010
Avellaneda y la Cociliacion de los partidos
Luego de los sucesos derivados de la revolución de 1874 los partidos se miraban con profundo recelo. Los mitristas habían proclamado la abstención cívica y la prescindencia en los asuntos oficiales. Avellaneda se dispuso a conseguir la conciliación nacional. A tal fin propuso la amnistía de los revolucionarios del 74 lo cual derivó en el acercamiento de los mitristas. El presidente logró que tanto Adolfo Alsina como Mitre
-irreconciliables adversarios- se avinieran a la política de conciliación a la que se sumó el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Casares.
La federalización de Buenos Aires: la República ya tiene capital
La finalización del período presidencial y el consiguiente surgimiento de candidatos reveló la fragilidad de la concordancia. Avellaneda pareció inclinarse por su ministro Julio A. Roca, entanto que los mitristas y alsinistas alzaron el nombre del nuevo gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor.
Los econos políticos llegaron a un punto crítico cuando nuevamente se agitó el problema de la capitalizacion de Buenos Aires, sostenida por el presidente y tenazmente combatida por la instransigencia porteñista.
En un discurso pronunciado por el gobernador Tejedor hizo alusión a los deberes de las autoridades provinciales "para con su huésped, el presidente de la República".
Esta calificación enconó más los ánimos: los porteños, basados en su poderío económico y en la hegemonía que ejercía sobre el resto del país, no estaban dispuestos a perder su cuidad y se negaban firmemente a la federalización. Avellaneda, por su parte, estba dispuesto a hacer valer la soberanía de su poder en todo el territorio nacional y haciendo alusión a Buenos Aires expresó que "nada hay en la Nación superior a la Nación misma".
El gobierno bonaerense comenzó a realizar movilizaciones militares, que provocaron diarias agitaciones y culminaron con el adiestramientode los ciudadanos en el manejo de las armas. Frente a tal actitud, el gobierno nacional consiguió sancionar una ley que prohibía a las provincias la movilización de sus milicias. Buenos Aires, sin tomar en cuenta las estipulaciones de la ley recientemente sancionada, siguió con sus aprestos bélicos y cuando el gobierno nacional intentó requisar un barco cargado de armas destinado a la provincia, Tejedor enció al coronel Arias quien impidió la maniobra de las fuerzas nacionales.
La beligerancia entre el gobierno central y la provincia había llegado a su punto culminante. Avellaneda juzgó intolerable la situación y dispuso el retiro de su gobierno de la ciudad y dictó un decreto designado al pueblo de Belgrano como sede transitoria de gobierno. El Senado, la Corte Suprema y la mitad de los diputados, acompañaron al presidente. Avellaneda ordenó la concentración del ejército nacional que sitió la ciudad de Buenos Aires. El desenlace se obtuvo después de sangrientos combates: Puente Alsina, los Corrales y en San José de Flores, en las inmediaciones de la antigua Convalescencia(en Barracas), donde murieron centenares de argentinos de ambas partes hasta producirse la total derrota de los porteños.
Mitre -que apoyó a los sublevados- ofició de mediador entre Avellaneda y Tejedor. Según las bases del acuerdo suscripto, se dispuso el desarme de las fuerzas provinciales, la renuncia de Tejedor y su reemplazo por el vicegobernador José María Moreno.
jueves, 22 de abril de 2010
La Conquista del Desierto
LA CONQUISTA DEL DESIERTO: Durante la década del ‘70 resurgió la preocupación por la situación de las fronteras con los indígenas, en particular las del sury del sudoeste. Este interés se debía a varias causas. Por un lado, la necesidad de incorporar nuevas tierras para la explotación ganadera. Por otro, los malones —ataques rápidos destinados fundamentalmente a tomar el ganado como botín— provocaban una creciente inseguridad para los productores.
Además, las aspiraciones chilenas para dominar los territorios indígenas pusieron en alerta a las autoridades argentinas, que consideraban dichos territorios como propios. El ministro de guerra, Adolfo Alsina, mandó a excavar una larga zanja, conocida como la zanja de Alsina”, cuyo objetivo era consolidar la frontera y evitar los malones; por el plan fue un fracaso. A la muerte de Alsina, en diciembre de 1877, se designó como ministro de Guerra al general Julio A. Roca, cuyo plan era mucho más agresivo. Su estrategia consistía en realizar una campaña ofensiva que evitara el reagrupamiento de los indígenas hasta fijar la frontera en el río Negro. Este plan estaba acompañado de modernas ametralladoras que marcaron una fuerte desigualdad en el combate: el Ejército exterminó sin distinción a hombres, mujeres y niños.
jueves, 8 de abril de 2010
Avellaneda como Presidente
LA CRISIS ECONÓMICA. El país afrontó la primera crisis económica grave a consecuencia. de la crisis mundial que afectó a la Bolsa de Comercio de Viena y a Estados Unidos de América. En el mercado internacional se produjo la baja de precios de los productos agrícolas y el alza de los manufacturados, lo cual afectó nuestra balanza comercial. Avellaneda pidió al pueblo que realizara economías, redujo los sueldos, decretó cesantías y restringió las importaciones.
La inestabilidad económica provocó descontentos sociales manifestados a través de organizaciones gremiales que reflejaban los intereses de ¡os obreros.
jueves, 18 de marzo de 2010
Nicolas Avellaneda
Fue el segundo Presidente argentino graduado en aulas universitarias (el primero fue Derqui). Llegó a la presidencia de la República en medio de una revolución -la mitrista-, y entregó el mando a su sucesor después de otro alzamiento, el de Tejedor. Era de físico pequeño, pero sus decisiones tenían grandeza de auténtico estadista.
Nació en Tucumán el 3 de Octubre de 1837, pero descendía de antigua progenie catamarqueña. El mismo día que cumplió cuatro años de edad, su Padre, Marco Avellaneda, era ejecutado por el ejército rosista, después de la victoria de Oribe en Famaillá. Conoció por eso el destierro desde muy pequeño, al establecerse su madre, Dolores Silva Zavaleta, en Tupiza (Bolivia).
En 1850 regresó al país e inició sus estudios de derecho en la Universidad de Córdoba, que terminó en la de Buenos Aires, en 1858. Ejerció el periodismo, como redactor de El Nacional y El Pueblo, y trabajó en su profesión asociado al estudio del doctor José Roque Pérez, uno de los abogados más prestigiosos de esos tiempos. En 1862 casó con Carmen Nóbrega y ese mismo año fue elegido diputado para la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. Posteriormente, en 1866, el Gobernador Adolfo Alsina lo designó ministro de Gobierno, cargo que desempeñó hasta 1868, en que Sarmiento lo nombró para la cartera de Justicia e Instrucción Pública.
Cuando llegó al gobierno, en 1874, en plena revuelta, dijo en su primer mensaje: "Tendremos pronto, señores senadores, señores diputados, otro espectáculo: el espectáculo de la vida normal que proseguirá su curso, marcando cada día con un nuevo adelanto. Continuaremos contando los kilómetros de las vías férreas, los vapores y los millares de hombres que llegan a nuestros puertos; extenderemos las líneas telegráficas por las fronteras lejanas, que han podido encubrir motines de cuartel, porque las hemos dejado fuera de nuestra inspección cotidiana".
La política de conciliación nacional por él desarrollada, si bien debió superar difíciles tropiezos, fue constructiva para la Nación. Tuvo que enfrentar una crisis financiera singularmente grave desde los comienzos de su gobierno y en gran parte heredada. Y antes de finalizar su presidencia pudo todavía poner término a cuestión capital, federalizando la ciudad de Buenos Aires.
Fue rector de la Universidad de Buenos Aires y senador nacional; en estas funciones proyectó una ley de educación e hizo mucho positivo. Se distinguió como hombre de letras, de gran cultura literaria, y como orador brillante, acaso el más completo que haya tenido el país. Fue autor de una importante obra sobre el régimen de la tierra pública, tema de su tesis de doctor en leyes. Murió el 25 de Noviembre de 1885, a bordo del Vapor Congo, en viaje de regreso de Francia a Buenos Aires y cuando ya se aproximaba a su patria.