LA CONQUISTA DEL DESIERTO: Durante la década del ‘70 resurgió la preocupación por la situación de las fronteras con los indígenas, en particular las del sury del sudoeste. Este interés se debía a varias causas. Por un lado, la necesidad de incorporar nuevas tierras para la explotación ganadera. Por otro, los malones —ataques rápidos destinados fundamentalmente a tomar el ganado como botín— provocaban una creciente inseguridad para los productores.
Además, las aspiraciones chilenas para dominar los territorios indígenas pusieron en alerta a las autoridades argentinas, que consideraban dichos territorios como propios. El ministro de guerra, Adolfo Alsina, mandó a excavar una larga zanja, conocida como la zanja de Alsina”, cuyo objetivo era consolidar la frontera y evitar los malones; por el plan fue un fracaso. A la muerte de Alsina, en diciembre de 1877, se designó como ministro de Guerra al general Julio A. Roca, cuyo plan era mucho más agresivo. Su estrategia consistía en realizar una campaña ofensiva que evitara el reagrupamiento de los indígenas hasta fijar la frontera en el río Negro. Este plan estaba acompañado de modernas ametralladoras que marcaron una fuerte desigualdad en el combate: el Ejército exterminó sin distinción a hombres, mujeres y niños.
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