Fue el segundo Presidente argentino graduado en aulas universitarias (el primero fue Derqui). Llegó a la presidencia de la República en medio de una revolución -la mitrista-, y entregó el mando a su sucesor después de otro alzamiento, el de Tejedor. Era de físico pequeño, pero sus decisiones tenían grandeza de auténtico estadista.
Nació en Tucumán el 3 de Octubre de 1837, pero descendía de antigua progenie catamarqueña. El mismo día que cumplió cuatro años de edad, su Padre, Marco Avellaneda, era ejecutado por el ejército rosista, después de la victoria de Oribe en Famaillá. Conoció por eso el destierro desde muy pequeño, al establecerse su madre, Dolores Silva Zavaleta, en Tupiza (Bolivia).
En 1850 regresó al país e inició sus estudios de derecho en la Universidad de Córdoba, que terminó en la de Buenos Aires, en 1858. Ejerció el periodismo, como redactor de El Nacional y El Pueblo, y trabajó en su profesión asociado al estudio del doctor José Roque Pérez, uno de los abogados más prestigiosos de esos tiempos. En 1862 casó con Carmen Nóbrega y ese mismo año fue elegido diputado para la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. Posteriormente, en 1866, el Gobernador Adolfo Alsina lo designó ministro de Gobierno, cargo que desempeñó hasta 1868, en que Sarmiento lo nombró para la cartera de Justicia e Instrucción Pública.
Cuando llegó al gobierno, en 1874, en plena revuelta, dijo en su primer mensaje: "Tendremos pronto, señores senadores, señores diputados, otro espectáculo: el espectáculo de la vida normal que proseguirá su curso, marcando cada día con un nuevo adelanto. Continuaremos contando los kilómetros de las vías férreas, los vapores y los millares de hombres que llegan a nuestros puertos; extenderemos las líneas telegráficas por las fronteras lejanas, que han podido encubrir motines de cuartel, porque las hemos dejado fuera de nuestra inspección cotidiana".
La política de conciliación nacional por él desarrollada, si bien debió superar difíciles tropiezos, fue constructiva para la Nación. Tuvo que enfrentar una crisis financiera singularmente grave desde los comienzos de su gobierno y en gran parte heredada. Y antes de finalizar su presidencia pudo todavía poner término a cuestión capital, federalizando la ciudad de Buenos Aires.
Fue rector de la Universidad de Buenos Aires y senador nacional; en estas funciones proyectó una ley de educación e hizo mucho positivo. Se distinguió como hombre de letras, de gran cultura literaria, y como orador brillante, acaso el más completo que haya tenido el país. Fue autor de una importante obra sobre el régimen de la tierra pública, tema de su tesis de doctor en leyes. Murió el 25 de Noviembre de 1885, a bordo del Vapor Congo, en viaje de regreso de Francia a Buenos Aires y cuando ya se aproximaba a su patria.
jueves, 18 de marzo de 2010
Nicolas Avellaneda
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